Durante siglos, los inuit del Ártico han vivido en el océano helado y sus alrededores. Ahora, como el cambio climático está derritiendo rápidamente el hielo marino entre Canadá y Groenlandia, el mundo exterior ve una oportunidad sin precedentes. Los depósitos de petróleo y gas, las rutas de navegación más rápidas, el turismo y la pesca proporcionan incentivos financieros para explotar las aguas recién abiertas. Pero para más de 100.000 inuit, está en juego toda una forma de vida. El desarrollo aquí amenaza con alterar el delicado equilibrio entre sus comunidades, la tierra y la vida silvestre.