Imutes (Imhotep), el hombre que fue convertido en dios, llegó a ser en vida, entre otras cosas, un genial arquitecto, un experto embalsamador y un gran médico. Revolucionó la medicina de su época, avanzándose al padre de la medicina moderna, Hipócrates. Tras su muerte fue divinizado y así lo reflejan los jeroglíficos encontrados. No obstante, nunca ha llegado a encontrarse su tumba, pese a la icansable búsqueda de muchos arqueólogos.