Cuando Eva Sellgren pierde su quiosco, no duda en hacerse pasar por empleada del hogar para conseguir un trabajo en casa del empresario Kristian Norden. Eva, madre de dos hijos, necesita el empleo para mantener a su familia y, para sorpresa de Frans Vidmark, el asistente personal de Kristian, este le permite a Eva hacer cambios en su casa y en su vida que normalmente no habría consentido. Cuando la hija adolescente de Kristian, Svenya, regresa a casa desde el internado por culpa de una enfermedad infecciosa altamente contagiosa, Eva asume su cuidado y fomenta la relación con sus propios hijos, Rasmus y la pequeña Lisa. La situación llega a tal punto de familiaridad que Kristian debe enfrentarse a las quejas de su amante de la ciudad.