El cuerpo de una mujer negra es descubierto en un almacén en desuso. Una escena escabrosa, y un signo de almohadilla grabado en la frente de la víctima. La investigación lleva a los detectives a una jungla de inmigrantes, a pocos kilómetros de distancia. Para Niémans y Camille, se trata de un crimen ritual africano, teñido de vudú y misticismo. Mientras Niémans descubre la identidad del primer sospechoso, Camille se infiltra en la selva haciéndose pasar por voluntaria.